Murcia, 1 de septiembre de 2025. Este proyecto piloto está enfocado en el análisis de la presencia y expansión del alga asiática Rugulopteryx okamurae y surge en el marco del Plan Complementario de I+D+i en Ciencias Marinas, denominado ThinkInAzul, promovido por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, y cofinanciado por las Comunidades Autónomas. Iniciado en 2022, ThinkInAzul es una estrategia conjunta de investigación e innovación, destinada a la protección de los ecosistemas marinos frente al cambio climático y la contaminación, para abordar los retos de acuicultura, pesca y turismo.
El proyecto surge ante la propuesta del Ministerio, de crear redes de agentes público-privado, y promover proyectos de I+D+i en colaboración, con una clara orientación de transferencia tecnológica y manteniendo el mismo modelo de cofinanciación entre el Ministerio y las Comunidades. Basado en los resultados del ThinkInAzul, el proyecto actúa como un laboratorio de ideas en Ciencias Marinas, garantizando su continuidad y su modelo de cooperación.
En este sentido, el proyecto piloto se promueve y desarrolla desde el grupo de coordinación nacional de la Línea de Actuación 3 de ThinkInAzul (Economía Azul: Innovación y Oportunidades), es liderado por la Universidad de Murcia y coordinado por IHCantabria, junto con investigadores de cada una de las Comunidades de Andalucía, Cantabria, Galicia, Islas Canarias, Islas Baleares, Región de Murcia, Valencia (comunidades que pertenecen a ThinkInAzul); además de Asturias, Cataluña, País Vasco y Madrid.
Desde el lanzamiento de este proyecto piloto, en abril de 2025, los investigadores implicados han planteado seis retos tecnológicos referidos a distintas temáticas: Teledetección para su seguimiento y evolución (Cantabria y Andalucía); detección, monitoreo y alerta temprana en zona turística (Islas Baleares); uso de ADN ambiental (eDAN) para detección temprana (Asturias); uso de vehículos submarinos (ROV’s, AUV’s) para la detección, seguimiento y monitorización (Región de Murcia); nutrición de Lubina, aditivo a base de Rugulopteryx (Andalucía); y proteómica aplicada para la revalorización, monitoreo y control de Rugulopteryx (Andalucía).
Para compartir información y facilitar la comunicación entre los investigadores, se ha creado un grupo de trabajo sobre ThinkInAzul en la plataforma digital REECEA (acrónimo de: Red Española de Espacios de Conocimiento para la Economía Azul). La plataforma es un espacio promovido por IHCantabria, a partir de los resultados del proyecto PLATICAS, y actualmente gestionado por la Secretaría General de Pesca. Esta plataforma facilita la interacción y colaboración entre investigadores, administraciones públicas, empresas y asociaciones ciudadanas, creando un entorno digital de cooperación.
En palabras de Jesús Argente, investigador de la Universidad de Murcia, integrante del equipo de coordinación del proyecto, y dinamizador del grupo de trabajo nacional de la LA3 de ThinkinAzul, esta iniciativa demuestra las ventajas de colaboración entre centros de investigación y entre entidades públicas. Para Francisco Royano, director de transferencia tecnológica de IHCantabria, el proyecto aborda un problema de interés común, de enorme impacto, y mediante un modelo de actuación que se podrá replicar a otros ámbitos o retos.
Para los próximos meses, se prevé la consolidación de los grupos de trabajo temáticos y la validación de pruebas de concepto; así como la incorporación de nuevos agentes, de entidades públicas, empresas y asociaciones vinculadas al alga invasora.
Antecedentes de una iniciativa nacional, en torno al alga asiática
La presencia de Rugulopteryx okamurae en España se remonta a 2015, cuando fue detectada en el Estrecho de Gibraltar. Desde entonces, la especie ha colonizado amplias zonas del litoral sur peninsular, las Islas Canarias y determinadas áreas del Atlántico y Mediterráneo, con repercusiones tanto ecológicas como socioeconómicas. La alteración de hábitats costeros, la reducción de biodiversidad, los efectos sobre la pesca artesanal y la acumulación de arribazones en playas con un alto interés turístico son algunos de los impactos más significativos documentados hasta la fecha.
